Sagrado Corazón de Jesús
Con San Juan vemos, en el costado abierto del Crucificado, el signo de un amor que, en la entrega total de sí mismo, recrea al hombre según Dios. Al contemplar el Corazón de Cristo, símbolo privilegiado de este amor, nos fortalecemos en nuestra vocación (CST 21). El icono del Corazón traspasado resulta más actual que nunca. Se nos invita a releer toda la Escritura a su luz (CST 3) y a traducir esta espiritualidad en un estilo de oración y de apostolado. “Nunca debemos perder de vista nuestra finalidad y misión en la Iglesia […]: un tierno amor al Sagrado Corazón…, la reparación con todas sus prácticas” (L. Dehon, Testamento Espiritual). “Con la palabra, con la predicación, con los escritos, con los instrumentos de comunicación social, difundid ‘la anchura, la longitud, la altura y la profundidad’ del amor de Cristo, que supera todo conocimiento” (Juan Pablo II a los capitulares scj, 22 de junio de 1979).