El camino sinodal, visto por Settimananews, una revista online publicada por los dehonianos en Italia.
Para preparar estas notas, he hojeado los titulares que el sitio web Settimananews.it, perteneciente a la provincia del norte de Italia, ha dedicado al Sínodo. Son más de cien y van desde los testimonios directos en los Sínodos locales hasta las reflexiones teológicas sobre la Sinodalidad y las orientaciones del magisterio, tanto papal como episcopal. Recojo algunas impresiones.
Sínodo Nacional y Universal
Para nosotros, católicos italianos, hay un doble Sínodo: el Sínodo nacional (2020 – 2025) y el Sínodo universal (2020 – 2023). Las dos vías en parte se superponen y en parte divergen, lo que a veces crea en las diócesis una gestión nada fácil de las dos vías. Está claro que el Sínodo italiano se beneficiará de los resultados del Sínodo universal. El post-Sínodo de este último será también una referencia para las conclusiones del sínodo nacional.
Es la primera vez que se celebra un Sínodo nacional en Italia. Pero una importante huella sinodal la marcan las conferencias nacionales que se celebran cada década desde 1976. La más reciente es la celebrada en Florencia en 2016. Han sido experiencias importantes porque han acostumbrado a las diócesis a trabajar juntas y a verificar los proyectos pastorales de una década que los obispos han ido impulsando. Pero aparte de la primera, celebrada en Roma en 1976, el papel de los laicos no fue especialmente importante. Toda la concepción y gestión llevaba la marca del clero y los obispos. Muy poco de los laicos.
Difusión y narración del Sínodo
Por eso la idea lanzada por el Papa Francisco en la última de las conferencias nacionales (Florencia 2016) sorprendió a muchos y le costó tomar vuelo. Settimananews agradeció inmediatamente la invitación del Papa y se comprometió a difundir e informar sobre los primeros pasos. La pandemia frenó mucho la posibilidad de reunirse y una cierta resistencia hizo el resto.
Más que enumerar los problemas, aunque numerosos, del catolicismo en Italia, se ha intentado destacar el proceso sinodal como una forma propia de la vida de la Iglesia. Más que celebrar un acontecimiento, se trata de experimentar una forma de vida eclesial en la que se funden la invocación del Espíritu, la escucha mutua, la confrontación respetuosa y la responsabilidad en la toma de decisiones. La sinodalidad es mucho más importante que cualquier documento.
Las cuatro obras y muchos otros temas
Tras el primer año dedicado a la escucha recíproca, que ha implicado a 206 de las 226 diócesis del país, 40.000 citas y cerca de medio millón de presencias, nos espera un segundo año de escucha recíproca centrado en cuatro “momentos o actividades”: la colaboración interna entre laicos y sacerdotes; la escucha del “mundo” marginal o silencioso: los pobres, los jóvenes, las mujeres, las profesiones, etc.; el tema de las estructuras eclesiales, que ahora son un vestido demasiado grande para nuestras comunidades cristianas; y, por último, una “actividad” gratuita, ofrecida a la elección de cada diócesis.
Habrá muchos temas a tratar como la catequesis, la educación, la formación para la política, el papel de la mujer, la centralidad de la Palabra, el abuso de los clérigos, la formación del clero, etc. Pero el mayor reto parece ser no tanto actualizar la Iglesia como reinventarla. El sínodo no puede ser una mera adaptación a un mayor diálogo en la Iglesia, sino la reinvención de la práctica y la experiencia de la fe en relación con los cambios radicales que la historia impone a todos.