Meditación del P. Dehon sobre el misterio de la Navidad, extraída del primer volumen de “Coronas de amor al Sagrado Corazón de Jesús.”
Cuando los Magos parten, el angel del Señor se apareció a José durante el sueño y le dijo: “Levántate, toma al Niño y a su Madre, huye a Egipto, y permanece allí hasta que os advierta; porque Herodes va a buscar al Niño para hacerlo matar”. José se levantó y, aún de noche, tomando el Niño con su Madre, partió.
El Corazón de Jesús tiene una alegría secreta, porque va a sufrir el exilio y llevar sus bendiciones a Egipto y a los pueblos paganos.
José reunió algunos utensilios, María lleva los pañales de Jesús y un poco de ropa, y helos de partida durante la noche.
Es el exilio y aún no han pasado seis semanas del nacimiento de Jesús. ¡Es el exilio durante siete años!
Las primeras sonrisas de Jesús sostienen el ánimo de María y de José durante este largo y penoso viaje al desierto. Las noches son muy largas en la tierra desnuda, Jesús, en ocasiones, llora porque él quiere parecerse a todos los niños. Muchos sustos han debido asaltar con su angustia los corazones de María y de José. El desierto tiene animales feroces, habitantes semisalvajes que saquean a los viajeros y los amenazan.
María y José no ven sino a Jesús y no viven más que para Él. ¡Oh! ¡Qué dulce es sufrir, con los ojos puestos en Jesús que sufre!
“Vamos, alma mía, exclama san Buenaventura, acompaña a estos tres augustos y pobres exiliados,… compadécete con sus sufrimientos,… reza a la Santa Virgen para que te permita llevar su divino Hijo en tu corazón”.
L. Dehon, Coronas de amor al Sagrado Corazón de Jesús, 68-69