La experiencia de la pandemia a nivel mundial exigió medidas extremas en la población para el cuidado y la prevención de los contagios masivos. Pasamos del simple lavado de manos, al uso de tapa bocas y el distanciamiento social. La circulación libre y masiva se vio restringida al “quédate en casa”. Las escuelas, los lugares de socialización para niños y jóvenes por siglos, pasaron a estar vacías y con clases online. Los comedores y templos cerraron sus puertas. Los centros comerciales, los nuevos lugares de culto y encuentro, se vaciaron y pasaron también a modo online. El trabajo de muchas personas empezó a ser mediatizado para trabajar desde casa, algunos perdieron su trabajo y otros en las primeras líneas hasta perdieron la vida. La humanidad paso a estar confinada en sus casas y en los lugares donde antes paseaban los humanos, aparecieron los animales transitando por calles y plazas. El mundo parece estar pata para arribas, sin embargo, la sabiduría del pueblo de Dios, nos dice que allí donde está tu tesoro está tu corazón. ¿Cuál es tu tesoro hoy?