“Acoger al migrante es justicia, no generosidad”
Los Sacerdotes del Sagrado Corazón llevan 50 años en Málaga (España). Desde la pasada Navidad, los religiosos de esa comunidad empezaron a pensar y a desarrollar un proyecto comunitario para los Migrantes: “La Casa San Juan”.
En Málaga, actualmente trabajamos en la parroquia de San Antonio de Padua en el barrio de Portada Alta. La Navidad pasada, leyendo el pasaje de la huida de la Sagrada Familia a Egipto, empezamos a pensar qué podíamos hacer como comunidad por el problema de la migración.
Entramos en contacto con la “Casa Betanía” de la Fundación la Merced Migraciones.
Y poco a poco fuimos dando forma a esta idea de dedicar la casa donde antes había vivido la comunidad scj a la acogía de migrantes en contacto con Casa Betania.
La comunidad pensábamos que era una buena manera de celebrar estos 50 años de presencia en Málaga y seguir trabajando por una Iglesia sin fronteras, madre de todos.
También nos movió a ello el recuerdo de nuestro Fundador , el P. Dehon que tuvo siempre una fuerte impronta social, sobre todo con los más desfavorecidos.
La casa San Juan va a funcionar siempre en contacto con casa Betania. Casa de primera acogida.
En la casa San Juan acogeremos a muchachos que llegado el momento deben abandonar la casa Betania y se encuentran de golpe en la calle, o a muchachos en total desamparo.
En Casa San Juan pasarán el tiempo necesario hasta que encuentren un trabajo y puedan ellos pagarse una habitación para poder vivir.
En este tiempo intentamos darles calor de familia y tener con ellos una cercanía para que no se sientan abandonados.
También se cuenta con voluntarios que les ayudan en el aprendizaje de la lengua, el conocer las costumbres y demás cosas.
El nombre de Casa San Juan, hace referencia a la primera obra social que hizo nuestro Fundador P. Dehon, que fue el Colegio San Juan en San Quintín (Francia) dedicado a promocionar a los hijos de los obreros más pobres y darles una buena educación no solo intelectual sino también educarles en los valores del evangelio ante la revolución industrial que se estaba dando.
Para la comunidad Casa San Juan supone un reto grande, nos hace salir de nuestra situación de confort y de una vida ya construida e involucrarnos fuertemente con aquellos que hoy día están viviendo no solo el drama de dejar su país sino el drama personal de una vida rota y de un futuro incierto.
Queremos contribuir como un granito de arena en la playa a ser constructores de una nueva “civilización del amor” como insistentemente nos decía nuestro fundador a los Dehonianos.
Para nuestra Parroquia creo que puede ser como un pequeño terremoto que remueva las conciencias al darse cuenta que hay otros que lo están pasando mucho peor.
Acogida y ayuda serían las dos palabras que nos gustaría se pusieran en movimiento.
Una invitación a otras comunidades.
Una frase que leía hoy creo que resume y es perfecta para hacer un llamamiento: “acoger al migrante es justicia, no generosidad”