Con motivo de la fundación de la Congregación (28 de junio) se publicó en varias lenguas el "Pacto de Amor" del P. Dehon. A excepción del original, la palabra "oblatos" ha desaparecido. Las perplejidades y observaciones del director del Centro Studi Dehoniani son un estímulo para emprender una actualización adecuada. Un reto lingüístico, cultural y espiritual.
Con gran placer vi que, con motivo del aniversario de la fundación de la congregación, el 28 de junio, entre el material ofrecido estaba el “Pacto de Amor”. Este pequeño documento se encontró entre las ropas de Dehon en el momento de su muerte y para la mayoría de los autores se remonta a los primeros años de la fundación de la congregación. Es un pequeño tesoro, un vademécum en el que Dehon plasmó diversas intenciones a las que quiso ser fiel a lo largo de su vida. Al leer las distintas traducciones, sin embargo, me di cuenta de que todas las lenguas -excepto el original francés – han sustituido la expresión “l’œuvre des Oblats de votre Cœur”, “la obra de los Oblatos de tu Corazón”, por otras palabras: “obra de los Sacerdotes de tu Corazón” o incluso en inglés “Congregación de los Sacerdotes de tu Corazón”.
Me he quedado perplejo y comparto con los lectores algunas breves observaciones:
La situación documental es bastante clara. Consultando el manuscrito, Dehon habla claramente de la obra de los oblatos.
Sabemos lo querido y importante que era para Dehon poder utilizar la palabra “Oblatos” en el nombre de la Congregación. Incluso después de la disolución de la fundación en 1883 y tras el nuevo comienzo, a pesar de los repetidos dictámenes aclaratorios del Santo Oficio, Dehon intentó varias veces y en vano retomar el antiguo nombre. Simplemente porque para él ser “oblatos” era una cuestión de identidad.
Supongo que la traducción oficial del texto original está anticuada y desfasada. Tal vez, pero se trata de una hipótesis personal, las traducciones se hicieron en un momento de la historia en que la palabra “oblación” creaba dificultades e incomodidad incluso entre los dehonianos. Recuerdo que un hermano de mi generación me repetía lo imposible que sería utilizar la palabra “oblación” en nuestros días. Y no ignoro lo difícil que es encontrar una traducción adecuada y actualizada.
Nuestras Constituciones, con respecto a otros términos y conceptos, han hecho un trabajo de revisión y actualización de nuestras tradiciones, pero en el caso del término “oblación” no se ha alterado su significado. El número 26 nos invita a “buscar y llevar, como lo único necesario, una vida de unión a la oblación de Cristo”. Exactamente: unirnos a un cierto modo de vivir, de amar, de entregarnos que encuentra su icono dehoniano en el costado abierto de Cristo -a esto y más se refiere la palabra “oblación”. Esto significa afirmar que dentro de las Constituciones el término “oblación” es parte constitutiva de nuestro patrimonio carismático.
Hoy -así lo espero- tenemos la oportunidad de redescubrir lo que forma parte del núcleo carismático dehoniano y lo que expresa la palabra “oblación”. Las nuevas generaciones de dehonianos quizá no tengan esas dificultades lingüísticas que había en la generación postconciliar.
Pero el verdadero reto es si más allá del uso de la palabra somos capaces hoy de entender y decir con nuevas palabras -y con palabras conocidas- lo que es un pilar de nuestra identidad carismática.