16 noviembre 2024
16 nov. 2024

Chile, tierra de misión

El Padre Łukasz Grzejda SCJ, originario de la Provincia de Polonia y en Misión en Chile desde hace dos meses, habla de sus primeras experiencias en tierra de misión.

de  Łukasz Grzejda SCJ

email email whatsapp whatsapp facebook twitter Versión para imprimir

Si uno tiene un poco de suerte en la vida, puede experimentar lo diverso y rico que es el mundo. Me refiero al mundo en el sentido de la existencia humana. En este mundo, veo el importante papel de dos factores: la identidad y la libertad. Gracias a ellos, puedo conocerme cada día más y participar en el proceso de integración en la comunidad de personas entre las que vivo, es decir, encontrarme, hablar, crear vínculos y cooperar.

Esta felicidad que he mencionado antes es la capacidad de pensar críticamente -el sentido común- y el sentido de la fe -el instinto espiritual-. Confío en que todo ser humano los posee y, además, se esfuerza por activarlos para mantener la salud y adquirir una mayor capacidad de amar. El servicio misionero en Chile, que inicié el 5 de septiembre de 2024, día de la conmemoración de Santa Madre Teresa de Calcuta, es para mí una oportunidad de hacer feliz a la gente. En cierto modo, esto da un nuevo sentido a la expresión, pues no se trata de satisfacer necesidades, sino de enfrentar con valentía y sensibilidad los desafíos que encuentro cada día en mi ministerio misionero.

Hay algo que hacer

En Chile los desafíos son muchos y si uno quisiera enumerarlos no habría espacio suficiente en este artículo. Los principales serían tres relacionados a las actividades de nuestra Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús. La primera cuestión es promover la vivencia de la espiritualidad del Corazón de Jesús. Esto significa fortalecer la fe en la presencia de Dios, especialmente en el don de la Eucaristía, y la capacidad de ser solidarios con los necesitados como respuesta a la recepción de Cristo en la Sagrada Comunión. Otra cuestión es la defensa de las obras educativas como actividad pastoral particularmente necesaria en una época de caos informativo y de subjetivismo generalizado. Por último, también la cuestión de las vocaciones a la comunidad del Sagrado Corazón, con la preocupación por la formación sacerdotal y religiosa.

„¿Qué quieres que haga?”

Al igual que el P. León Dehon, me acompaña el deseo de dar mi tiempo y mis talentos a los demás y de compartir el amor que he recibido de Dios. Cada día intento que la vocación de mi vida encuentre alguna aplicación concreta. En Santiago de Chile, donde me instalé al principio de mi estancia en Sudamérica, me di cuenta tanto de la disparidad socioeconómica de la población local como del gran espíritu emprendedor de los habitantes de la capital. Los chilenos, según supe, suelen ser más reservados en sus relaciones interpersonales, pero aquí me recibieron con mucha simpatía y confianza como extranjero. Incluso cuando prediqué una homilía en la parroquia del Santo Cura de Ars en la tercera semana de mi estancia, con un nivel de idioma A2, la gente me confirmó que la había entendido.

Día a día, me voy acostumbrando a que el deambular aparente del sol en el cielo sea al revés que en Polonia. Estoy aprendiendo que 1 zloty vale aprox. 236 pesos chilenos. Estudio el idioma español que se habla aquí y la cultura chilena. Aprendo sobre la situación religiosa y las actividades de la Iglesia católica. Leo sobre la migración y la afluencia de personas a Chile desde Venezuela, Perú o Haití. En general, me siento como si estuviera en Polonia, con condiciones de vida, alimentación, transporte y comunicación similares. La diferencia está en el enfoque de la vida: a saber, me siento más precavido y prevenido frente a la delincuencia y un menor nivel de estética en mi trabajo y paisajismo. La razón es probablemente la alta frecuencia de terremotos.

Una mesa para todos

Hace poco escuché una verdad muy importante de la vida que cualquiera que sea llamado a trabajar fuera de su patria debe conocer. Dice que para ser misionero hay que comprometerse en cuerpo, alma y corazón en el lugar donde uno está viviendo y ministrando actualmente. Yo no dejé mi corazón en Polonia y lo uso todo el tiempo en Chile. Con motivo de las fiestas patrias celebradas los días 18 y 19 de septiembre, tuve la oportunidad de conocer y sentir cómo es el corazón del pueblo chileno. La cultura local se presenta en tradiciones: Fondas y fiestas, la Cueca es el baile nacional, la Empanada es un bollo de masa relleno, el Choripán es un rollo de salchicha, el Terremoto es una bebida y la Cometa es una cometa volada al viento. Durante las fiestas, la gente se relaja, se divierte y pasa tiempo de calidad con los demás. Una de las canciones que más se cantó en la Iglesia me impactó porque se convirtió en una invitación a vivir en comunidad con el pueblo de Chile. Su título «Chile una mesa para todos» expresa la apertura para acoger calurosamente a cualquiera que busque un lugar para sí mismo en este país.

El texto pretendía ser una breve y espontánea expresión de mi primer mes de servicio misionero en un país descrito como el fin del mundo. Para complementar el texto, vamos a utilizar fotografías que muestran sólo un trozo de la vida de los habitantes de Santiago de Chile. Son muchas las cosas que me quedan por ver de cerca para comprometerme aún más en los desafíos actuales de la Iglesia y de la gente en Chile. Por último, les deseo la felicidad de la que habla San Lucas en su Evangelio:

Volviéndose aparte a los discípulos, les dijo: -¡Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven! Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; escuchar lo que ustedes escuchan, y no lo escucharon. (Lc 10,23-24)

Suscríbete
a nuestra newsletter

SUSCRIBIR

Síguenos
en nuestros canales oficiales

Dehonians | Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús
Oficinas de Prensacomunicazione@dehoniani.org
Tel. +39 328 930 5024
Dehonians | Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús
Sacerdotes del Corazón de JesúsCasa General
Via del Casale san Pio V, 20
00165 Roma, Italia
Tel. +39.06.660.560
 - 

Suscríbete
a nuestra newsletter

Enviar el email a
Declaro que he leído y entendido la Política de Privacidad.