“Con la Palabra en los brazos, se unieron a los prófugos y a los refugiados”
Juntos, con la Palabra en las entrañas, María y José dieron así un hogar a la misericordia y a la fidelidad de Dios. Con la Palabra ante los ojos, la contemplaron y la meditaron con los pobres y los extranjeros. Con la Palabra en los brazos, se unieron a los prófugos y a los refugiados. Con la Palabra de la mano se hicieron peregrinos con su pueblo. Con la Palabra atesorada en el corazón, vivieron sin medida el discipulado. Tanta entrega no escapó a la atención del P. Dehon. Con ellos aprendió el camino del abandono confiado y agradecido a la voluntad del Padre. Allí descubrió la escuela de toda vida de amor y de entrega:
(De la carta de Navidad 2020)