Un devastador ciclón ha golpeado con fuerza Mozambique. 53 muertos, más de 21.000 familias afectadas y destrucción por todas partes. Los dehonianos también han sufrido grandes daños. El P. Sandro Capoferri, superior provincial, nos informa de la situación y hace una llamada a la solidaridad.
Se llamaba Freddy. Llevaba el nombre de un viejo y querido amigo, de quien se espera una visita. Y llegó. Pero no era un viejo amigo, ¡sino un ciclón tropical!
Tras pasar por Madagascar, donde causó grandes daños, visitó Mozambique dos veces. La primera fue en el sur del país, concretamente en la provincia de Inhambane (a finales de febrero de 2023). Después volvió hacia el mar, se fortaleció de nuevo y tomó una ruta más septentrional, entrando decisivamente justo al norte de la ciudad de Quelimane, donde hay dos comunidades dehonianas.
El sábado 11 y la noche entre el sábado y el domingo 12 de marzo, el ciclón azotó la ciudad y sus alrededores, con rachas de viento de 180 km/h, alcanzando picos de 215 km/h. Dejó tras de sí un rastro de destrucción y al menos 53 muertos (según las cifras publicadas por las autoridades).
Según las primeras evaluaciones, al menos 21.000 familias se vieron directamente afectadas por las consecuencias de los vientos y las lluvias; unas 6.600 viviendas quedaron totalmente destruidas y 9.800 parcialmente destruidas; además, 2.200 viviendas quedaron inundadas. También, 39 unidades sanitarias y 519 aulas escolares resultaron dañadas. Se calcula que unas 200.000 hectáreas de cultivos también quedaron totalmente destruidas. Además, se cayeron muchos postes y se rompieron cables que transportaban electricidad; se interrumpieron las comunicaciones telefónicas y el suministro de agua potable.
Una semana después, la situación empeora desde el punto de vista sanitario: el cólera ha hecho su aparición y ya hay muchos casos que preocupan a las autoridades sanitarias.
Mientras tanto, se ha restablecido la electricidad en algunos distritos, pero todavía no el agua. Las líneas de teléfono móvil han vuelto a funcionar, aunque con algunas deficiencias.
Los centros de acogida (principalmente escuelas o lugares de culto que no han sufrido daños) albergan a las personas que han perdido su vivienda o que tienen daños en ella. Reciben ayuda de la agencia estatal de gestión de catástrofes (INGC).
Los dehonianos también hemos sufrido daños.
La situación es la siguiente:
- El tejado de la casa provincial resistió y no sufrió daños. Sin embargo, en la sala adyacente se desprendió parte del tejado, por lo que la fuerte lluvia penetró en la sala. No hubo daños, pues sólo había sillas. Sin embargo, habrá que rehacer completamente el tejado. El jardín quedó diezmado: se talaron cinco grandes árboles de mango, así como algunas palmeras y otros árboles más pequeños. Sigue habiendo agua estancada, que empieza a propagar el típico hedor de la podredumbre.
- En la otra comunidad, la Casa del Sagrado Corazón de Jesús, nuestra casa de formación para aspirantes, ha sufrido muchos más daños. La parte que alberga a los jóvenes aspirantes, especialmente las salas comunes y los cuartos de baño, vieron volar el tejado, y las habitaciones se inundaron. Ningún joven sufrió daños físicos, sólo mucho miedo. Será una estructura que habrá que volver a cubrir. La capilla también sufrió bastantes daños, tanto por las chapas del tejado arrancadas por el viento, como por la lluvia que entró y estropeó tanto el falso techo como los suelos y la zona del altar. También se han arrancado dos verandas. No podemos contar el número de árboles talados en el patio trasero.
Hemos iniciado contactos con constructores locales para que hagan estimaciones de costes para volver a techar, y prevemos un gasto enorme.
Apelamos a la solidaridad de todos, tanto para la recuperación de nuestras estructuras como para disponer de algunos fondos para atender las numerosas peticiones de personas que solicitan ayuda para arreglar sus tejados.
A pesar de todo, en Quelimane celebramos el recuerdo del nacimiento del P. Dehon, dando gracias por la protección que hemos recibido la noche del ciclón, ya que nadie de nuestras casas y comunidades sufrió daños físicos.
Y agradecemos de antemano la solidaridad de todos los que quieran ayudarnos, pidiendo para todos las abundantes gracias y bendiciones del Corazón de Cristo.