24 noviembre 2020
24 nov. 2020

Encuentros Dehonianos para cultivar la Espiritualidad y la Fraternidad

Tres laicos relatan su experiencia en el contacto con los Dehonianos y su espiritualidad.

de  Alí Ernesto Villarroel Barreto, scj

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“Estos encuentros han tenido como fortalezas el poder comunicarnos, juntarnos, y seguir reencontrándonos para cultivar la fraternidad y espiritualidad dehoniana. “

Geraldine y Ramón de Chile escriben: En la pandemia nos preguntamos ¿cómo seguir cultivando el encuentro con los hermanos y la espiritualidad dehoniana? y la respuesta fue obvia ya que teníamos a la mano las diferentes plataformas (zoom, Google Meet, entre otras) para encontrarnos virtualmente y rezar como comunidad dehoniana.

La idea era también buscar un espacio de reencuentro con los dehonianos que están dentro de Venezuela y los que hemos tenido que migrar, porque hay conexiones y lazos de hermandad que todavía nos unen y nos agradó la idea de ver rostros de personas que, de todas las zonas de Venezuela, tuviesen la intención de orar en las diferentes propuestas virtuales que se plantearon.

Como primera iniciativa convocamos a algunos hermanos y sacerdotes dehonianos a orar en torno a las letanías del Corazón de Jesús a propósito de celebrar su fiesta, dicha iniciativa consiste en que los que participaron se grabaran creando de su inspiración su propia letanía al Sagrado Corazón. La segunda vez que nos juntamos fue en torno a orar por el cierre del mes del Sagrado Corazón de Jesús, este encuentro fue significativo ya que algunos hermanos se sintieron emocionados de reencontrarse con amigos y sacerdotes que conocemos desde hace muchos años.

La tercera iniciativa fue la realización de un video donde los participantes expresaron lo que es “Ser un Dehoniano”. Esto a propósito de los 67 años de presencia dehoniana en Venezuela.

Como cuarta iniciativa oramos en torno a la Virgen de Coromoto patrona de Venezuela en su día, pidiendo por Venezuela y los venezolanos, también fue un momento de reencuentro emotivo.

Estos encuentros han tenido como fortalezas el poder comunicarnos, juntarnos, y seguir reencontrándonos para cultivar la fraternidad y espiritualidad dehoniana.

fue tan agradable saber que como yo, hay muchos que necesitan hablar de la vida y que nos hablen del amor que Dios nos tiene.”

Hola, soy María José González, cariñosamente y porque éramos varias con el mismo nombre en la Parroquia me empezaron a identificar entre todas, como “Majo”. Crecí en la Parroquia Santo Domingo de Guzmán, en San Carlos-Venezuela, a los 9 años hice la primera comunión y confirmación y desde entonces formé parte de la Agrupación Amigos de Cristo, que fue fundada por el P. Antonio Aguilera Álamo scj, hace ya 40 años.

Me forme dentro de la AAC bajo el lema de “Vivir en Amistad con Cristo” como uno de los compromisos que un Amigo de Cristo debe tener, y “el servicio evangélico (evangelización) a los demás”. Estuve dentro de la coordinación a partir de los 13 años, y desde entonces y por 15 años estuve en ese servicio llegando a ser coordinadora general con un grupo de amigos y maestros para mí. Formamos a muchos niños y jóvenes dentro de la parroquia que también llegaron a la coordinación y que muchos hoy en día agradecen y ponen en práctica todo lo que a ellos enseñamos y sobre todo en el sentido más humano y cristiano que pudiéramos mencionar.

Agradezco haber formado parte tan cerca en mi parroquia de todos y tantos aconteceres, de haber conocido a tantas personas, y mantener grandes amistades, un buen amigo, que hoy como muchos venezolanos le toco emigrar, me hace la invitación para reencontrarnos como Amigos de Cristo, y comenta que avisó también a otro reducido grupo de los que formamos parte de la coordinación de la AAC, entonces nace la necesidad de volver a sentirnos cerca de Dios y de los hermanos, encontrarnos en este tiempo de pandemia, donde pareciera que nos paralizamos, para así sentir que Dios sigue ahí, que los amigos siguen ahí, que la formación del cristiano nunca acaba y que cuando menos piensas recuerdas tus raíces, escarbas y encuentras que todos siguen ahí, solo que nos distrajimos un rato, pero que cuando salimos al encuentro hayamos nuestro mayor tesoro que es Dios y esos hermanos que conocimos a través de Dios y nuestra parroquia.

La experiencia de los encuentros a continuación Gregsson Camacho nos la narrará…

Hola soy Gregsson Camacho, tengo 24 años. Desde los 13 años empecé a asistir a la parroquia Santo Domingo a realizar mi primera comunión y confirmación, seguidamente empecé en una agrupación llamada AMIGOS DE CRISTO, al pasar los años estuve en la coordinación. Mi cariño por el servicio siempre fue grande y traté en buena medida formarme como buen ser humano y buen cristiano. Al pasar de los años debido a situación de Venezuela emigré a diferentes países. Hoy me encuentro en Argentina.

Pienso que con la cantidad de ocupaciones y responsabilidades mi vida dio un giro total, me sentía lejos de Dios. Aunque recuerdo aquellas noches frías del invierno, en mi soledad de madrugada y caminando por las calles para llegar a casa después de un largo día de trabajo, mi único pensamiento era: “La paciencia todo lo alcanza, quien ha Dios tiene nada le falta”. Es triste decirlo, pero las crisis, las desgracias y las injusticias iban poco a poco debilitando mi fe.

Un día un amigo hizo un vídeo conmemorando el aniversario de la agrupación amigos de Cristo, y al verlo movió algo en mí. Y sentí con más fuerza esa necesidad de Dios, me di cuenta que sentía un vacío, una soledad.

Tenía miedo al principio de que mi idea no fuera tomada en serio y lo primero que hice fue escribirle a un amigo, donde le expuse que muchos de nosotros estamos alejados de Dios y que quizá podríamos tratar de acercarnos más a Él, convoqué a un grupo y busqué a un animador. Les escribí a todos individualmente exponiendo la idea. La respuesta fue inmediata, y fue tan agradable saber que como yo, hay muchos que necesitan hablar de la vida y que nos hablen del amor que Dios nos tiene. Estos encuentros nacieron de esa necesidad. Hoy, ya hemos tenido cuatro encuentros bajo diferentes plataformas digitales, todos los encuentros han sido asombrosos, cada uno con su toque de espiritualidad.  Es IMPORTANTE resaltar que detrás han estado muchos poniendo su tiempo y disposición para que estos encuentros se den de la mejor manera posible. Puedo decir que esa familia que nació en San Carlos, Venezuela en la parroquia Santo Domingo, hoy es también Santo Domingo por el mundo. Gracias a los religiosos, sacerdotes y laicos que han puesto un poco de su tiempo para hacer esto posible.

“Ecuador nos abrió las puertas para nuestro futuro y por gracia de Dios la presencia dehoniana está más viva que nunca”.

Víctor Manuel Baute Montero es un venezolano que vive en Ecuador: Ya para nadie es un secreto la situación humanitaria que vive Venezuela y cómo más de 5 millones de venezolanos han tenido que salir de sus fronteras para tener mejores oportunidades, pero sobre todo para que, los que aún quedan dentro, puedan vivir bien.

Entre estos tantos estamos nosotros, un grupo de 12 laicos de distintas parroquias de la presencia Dehoniana en Venezuela, que hemos querido seguir viviendo nuestra espiritualidad a pesar del ritmo de vida que implica ser inmigrantes, en lugares tan lejanos de casa que podríamos olvidar nuestras propias raíces.

Pero hay algo en nosotros que sigue vivo, seguimos portando nuestra cruz dehoniana, nuestras franelas (camisetas) con imágenes del carisma, nuestra alegría, pero sobre todo nuestra necesidad de querer seguir creciendo como cristianos.

Ecuador nos abrió las puertas para nuestro futuro y por gracia de Dios la presencia dehoniana está más viva que nunca, por eso, con la orientación de muchos, desde el Superior General, Padre Carlos Luis Suárez, hasta de nuestros párrocos, este pequeño grupo de venezolanos, tomamos la iniciativa de continuar con el itinerario formativo de los laicos dehonianos.

Esta iniciativa surge por el anhelo de sentirnos en casa de nuevo, de vivir el “Sint Unum” que nos caracteriza, a pesar de las adversidades de tiempo, distancias y la pandemia, logramos reunirnos por medio de plataformas digitales para encontrarnos, reír, formarnos, adorar al Santísimo en compañía de los religiosos de Ecuador, Brasil y Venezuela que con su disposición nos acompañan para seguir siendo familia Dehoniana.

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