Inmaculado Corazón de La Bienaventurada Virgen María
O Dios, que has preparado una digna morada al Espíritu Santo
en el Corazón de la Virgen María, concédenos en tu bondad, por su intercesión, que merezcamos ser templo de tu gloria.
Esta memoria litúrgica, difundida por Pío XII a toda la Iglesia latina, está vinculada a una devoción surgida en tiempos relativamente recientes, paralela a la del Corazón de Jesús. Se basa en el lenguaje de la Biblia, que reconoce en el corazón la interioridad más profunda de la persona. Y María, con un corazón indiviso, es la humilde sierva del Señor (Lc 1,38; cf. Lc 1,48), además ella guarda la palabra de Dios en su corazón y lleva adelante la obra de Dios en el mundo (Lc 2,19-51).