“La ruah santa de Dios revolotee por encima de los árboles y de nuestra casa “

El primer día del capítulo general estuvo marcado por la celebración de la Misa en el lugar donde el P. Dehon se alojó en Roma. Por la tarde, tuvieron lugar los ritos de apertura del capítulo.

de  Willyans Prado Rapozo, SCJ

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Con la gracia de Dios, los cohermanos SCJ de todo el mundo llegaron sanos y salvos a Roma y se alojaron en Villa Aurelia. El domingo, 16 de junio, se celebró la Misa de Apertura en la Capilla Santa Clara del Pontificio Seminario Francés, donde el P. Dehon estudió antes de ser ordenado sacerdote. El P. Carlos Luis Suárez Codorniú, superior general, fue el celebrante principal y el homilista, acompañado por los miembros de la Administración General, y rodeado de los superiores de las distintas entidades, delegados capitulares y miembros de la comunidad de Roma.  En su homilía, el superior general rezó para que “el santo soplo de Dios se cierna sobre los árboles y sobre nuestra casa en estos días. Que se cierna sobre cada uno de nosotros, ayudándonos a comprender, como hizo Jesús con sus discípulos, explicándoles su palabra”.

Por la tarde, tuvimos la primera sesión del XXV Capítulo General. Tras darnos un discurso inspirador, el P. Carlos procedió a registrar oficialmente a los 77 miembros que están aquí en representación de toda la congregación. El P. Angelo, secretario general, dio las instrucciones para el uso del iPad que trae los documentos de trabajo para los 20 días que tenemos por delante. Utilizando tarjetas de colores, procedimos a votar los nombres propuestos para las distintas funciones del capítulo, como escrutadores, moderadores, secretarios de actas y adjuntos, redactores, portavoz, miembros de la comisión de liturgia y de la oficina de comunicación, invitados y expertos. También se presentaron y aprobaron por unanimidad el Reglamento del Capítulo y el Instrumentum Laboris.

Este primer día puso en manifiesto una excelente organización que nos ayudó a terminar el programa antes de tiempo. También quedó clara la sensación de alegría y gran comunión entre nosotros. Nos pusimos rápidamente de acuerdo sobre los aspectos prácticos y los procedimientos del Capítulo General y ahora estamos dispuestos a trabajar juntos con la asistencia del Espíritu Santo. Pasaremos el segundo día en retiro para ensanchar nuestros corazones y mentes, permitiendo que Dios siembre en nosotros la semilla de su Palabra. “In te, Cor Iesu, speravi; non confundar in aeternum”.

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