Los Dehonianos en Mozambique: al servicio del pueblo
Cuando un carisma se encuentra con un pueblo y una cultura, suceden cosas que nunca antes se habían entendido. Esto es lo que ocurrió con el carisma dehoniano y los dehonianos en Mozambique.
Cuando los primeros misioneros llegaron en 1947 (hace 75 años), se pusieron manos a la obra y comenzaron el servicio pastoral del primer anuncio. Rápidamente se establecieron misioneros en diversas zonas del interior de la provincia de Zambezia, que se caracterizaron inmediatamente por su atención a la situación de la población. Junto a las iglesias, se crearon escuelas y dispensarios médicos, característica de la presencia dehoniana en misiones. La colaboración con los Institutos de Vida Religiosa femenina fue ciertamente rica; acompañando y proporcionando personal para el servicio en los sectores de compromiso social.
Con la Independencia (1975) y el clima “revolucionario”, todas las actividades sociales y educativas fueron absorbidas por el Estado con el proceso de “nacionalización”.
Durante muchos años, la única posibilidad de estar cerca de la gente era la presencia pastoral, con la iniciativa de las “pequeñas comunidades ministeriales cristianas”. Luego llegó la dura y peligrosa época de la guerra civil, que terminó en 1992. Fueron años de dolorosa presencia y difícil discernimiento: ¿se queda o se va? En la medida de lo posible, se optó por permanecer cerca del pueblo, que (según se decía entonces): “tiene derecho al Evangelio y a una presencia que sea signo de que Dios no abandona a su pueblo”.
Tras el fin de la guerra, se reanudaron una serie de actividades que hoy en día ocupan un lugar destacado en el ámbito social.
En primer lugar, me gustaría mencionar la recuperación del edificio de lo que entonces se llamaba “Escuela de Artes e Ofícios” y que ahora es el Centro Polivalente Leone Dehon (CPLD) en Gurue. A lo largo de los años se ha desarrollado una realidad polifacética y verdaderamente “polivalente”, que incluye: una escuela (Instituto Técnico-Agrícola), un sector productivo (carpintería, mecánica, objetos artísticos, torneado de madera) que da empleo y sueldo a 80 trabajadores; un centro de acogida, muy solicitado, para las personas que pasan por Gurue. La presencia de la comunidad dehoniana que gestiona el centro tiene como objetivo proporcionar formación técnica y agrícola a los jóvenes, y ayudar a los trabajadores garantizando a muchas familias las necesidades vitales. Se trata de un compromiso que ahora se reconoce y valora a nivel local y nacional.
También en Gurue, un proyecto de construcción de cuatro escuelas de primaria está cobrando impulso como señal de calidad en el sector educativo local. El proyecto también incluye una apuesta por la educación agrícola de las familias, la agricultura sostenible y respetuosa con el medio ambiente, en la estela de “Laudato Sii”.
Otro centro de compromiso social está en Alto Molocue. Se trata del Centro Juvenil P. Dehon, dedicado a la formación de los jóvenes. Se ha creado una asociación con el mismo nombre, que se ocupa de diversas actividades que implican a los jóvenes en la educación humano-social-política, con cursos de informática y de inglés, y ofrece una biblioteca bien surtida que permite a muchos estudiantes acceder a los libros, incluso en formato digital. Además, se ha puesto en marcha una iniciativa educativa con un jardín de infancia y una escuela primaria, que ofrecen ayuda y educación tanto a los niños de familias que pueden pagar una pequeña cuota como a los niños más pobres del barrio.
En Nauela, se ha creado un pequeño centro para acoger y acompañar a los estudiantes de familias alejadas de la escuela secundaria que necesitan un lugar para vivir y estudiar. Hay dificultades para que funcione como quisiéramos, pero intentamos hacer todo lo posible para que siga funcionando y sirva a la necesidad de los jóvenes de tener un lugar donde vivir.
En Quelimane, en la casa provincial, se ha desarrollado a lo largo de los años un compromiso que proporciona ayuda a más de 300 personas cada mes, gracias a la ayuda y el apoyo de los bienhechores. Se presta especial atención a las personas solitarias y abandonadas, que reciben una pequeña ayuda monetaria cada mes. También se han desarrollado otros proyectos: la fabricación de sillas de ruedas para personas con dificultades motrices; el suministro de leche materna a madres con dificultad; la construcción de casas de materiales tradicionales para personas sin hogar en la ciudad de Quelimane. A esto se suma el compromiso de pagar los medicamentos de muchas personas que no podrían comprar el tratamiento necesario cuando no lo proporciona el hospital.
También podemos mencionar el compromiso en la parroquia “El Buen Pastor” de Maputo, especialmente en la zona más periférica de la comunidad de María Auxiliadora: ayudan a las familias necesitadas con un “paquete de alimentos” y han creado un centro para ayudar a los niños con clases extraescolares.
En Nampula, la parroquia que nos ha sido confiada, “San Pedro”, cuenta con una institución educativa: una guardería que presta servicio a los niños del barrio y de fuera de él.
Sentimos que podemos decir que allí donde estamos presentes, no falta la atención a la realidad social, a las situaciones de pobreza material, intelectual y espiritual. En la estela del P. Dehon, los dehonianos de Mozambique hacemos todo lo posible por mantenernos insertados en una sociedad que está en gran desarrollo y que cambia constantemente. De este modo, nos gustaría lograr lo que se propone en la Carta Programática para el trienio 2021-2023:
“Ser una Provincia de Comunidades Evangélicas protagonistas, críticas y responsables al lado de los últimos; comunidades que infunden esperanza ofreciendo oportunidades de educación, promoción humana y desarrollo sostenible; caracterizadas en su ser, permanecer y actuar por la estela dehoniana del amor, la misericordia y el corazón, poniéndose principalmente al servicio de los jóvenes con creatividad, como lo hizo nuestro fundador, que se entregó a los pobres”.