Monsignor António de Sousa Braga nació el 15 de marzo de 1941 y tenía 81 años. Hizo sus primeros votos el 29 de septiembre de 1962, fue ordenado sacerdote el 17 de mayo de 1970 y ordenado obispo el 30 de junio de 1996.
Actualmente vivía en Lisboa (Portugal). Pertenecía a la Provincia POR.
No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. (Jn 14,1)
Monseñor António Braga, dehoniano, obispo emérito de Angra, ha fallecido en Lisboa. La Provincia Portuguesa de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús presenta a su familia y a toda la Diócesis de Angra donde ejerció el Ministerio Episcopal entre los años 1996 y 2016, nuestras condolencias por el fallecimiento de Mons.
Como Provincia, damos gracias a Dios por el regalo que supuso para nosotros la vida y el testimonio de Mons. António Braga. Su sencillez y bondad y su forma de comprometerse al servicio de la provincia y de la congregación hicieron de él una persona y un cohermano inolvidable para nosotros.
Le pedimos a Dios que lo acoja en este momento en su corazón. Ese corazón que le atrajo y le llevó a una consagración total. Que encuentre descanso y paz en el corazón de Dios.
Dale el descanso eterno, Señor, en los esplendores de la luz perpetua, que su alma descanse en paz. Amén.
P. João Nélio Simões Pereira, scj, Superior Provincial
Curitiba, el 24 de agosto de 2022.
Queridos hermanos,
El pasado dia 22 de esta semana, llegó la Pascua definitiva para D. Antonio de Sousa Braga, Obispo de Angra (Portugal). Él la deseaba ardientemente, puesto que su vida la había puesto de forma permanente en las manos del Sagrado Corazón de Jesús. Por él vivió y por él ha muerto.
Me atrevería a definir a D. Antonio como “el muy buen Padre Antonio”. Un hombre verdaderamente cordial. Quienes le hemos conocido podemos ser testigos de su bondad en todo tiempo y lugar. Una bondad que se manifestaba en la prontitud de la acogida a cualquier persona que se le acercase; en su actitud de escucha; en sus palabras y consejos de ánimo acompañadas de una sonrisa y un apretón de manos.
P. Antonio dejó una entrañable huella en nuestro colegio de Roma, primero como estudiante de teología y laureando de sociología. Posteriormente como Consejero General. En los años de la renovación Postconciliar fue encargado del trabajo técnico de la encuesta CIRIS que el P. Bourgeois lanzó a la Congregación. Con ella se pretendió y consiguió conocer en profundidad el estado de la Congregación en cuanto a su vivencia, acogida y estima de los valores dehonianos para después plasmarlos en las nuevas Constituciones SCJ. D. Antonio trabajó en ello con intensidad extraordinaria. Contó con la colaboración de algunos de los estudiantes jóvenes, y pudo presentar un buen resultado al p. General y a la Congregación.
En Portugal entre otros cargos, ejerció el de Superior Provincial. Eran tiempos buenos. La provincia Lusitana crecía. Las vocaciones florecían. Las actividades pastorales aumentaban. Don Antonio fue acicate para potenciar todas estas cosas y además promover el trabajo conjunto entre las provincias de Portugal y España, especialmente con la realización de las Semanas Ibéricas entre ambas. En su tiempo se organizaron varios encuentros y cuajó la experiencia de las “Semanas Ibéricas” entre ambas.
Fue elegido Consejero General del p. Virginio Bressanelli (1991). Fueron siempre valoradas positivamente su presencia y actuación en los distintos capítulos y conferencias provinciales a las que asistió.
Fue llamado por el Papa a ejercer el servicio de Obispo en Angra (Portugal) en el año 1996. Durante 20 años ejerció este ministerio con dedicación y entrega total, dejando siempre el valor de su testimonio de vida y su palabra afable. Se hizo todo a todos y potenció su labor desde el carisma dehoniano, vivido y compartido sin descanso.
La enfermedad se hizo presente en su vida. Debido a su gravedad, presentó su dimisión ante el Papa en el año 2012. Sus últimos años de vida los pasó en una de nuestra comunidad de Alfragide, en Lisboa. Dejó todo protagonismo, pero en todo lo que pudo hacer al servicio de la evangelización, lo hizo. Su vida era un testimonio eficaz del ser dehoniano en cualquier circunstancia.
De acuerdo con las disposiciones de nuestro Directorio General (DG 69.4), pido a cada hermano sacerdote que celebre una Santa Misa en su sufragio, y que todos los miembros de la Congregación tengan la oportunidad de unirse en oración en agradecimiento por el don de la vida y el servicio de Don António, pidiendo al Señor que lo acoja en su seno, en la plenitud de la vida.
A los SCJ de la Provincia de Portugal, a sus compañeros en el episcopado, a sus familiares y a amigos, nuestras condolencias y cercanía en la oración.
Fraternalmente, in Corde Iesu
P. Carlos Luis Suárez Codorniú, scj, Superior general