Nacimiento del P. Dehon
Vigilia de Adoración con motivo del nacimiento del P. Dehon.
Sint Unum
Se sugiere decorar el altar con un mantel típico de la región. El sacerdote podría llevar una estola con alguna imagen de la Congregación.
INTRODUCCIÓN
La capilla o iglesia puede ser decorada con el cirio pascual colocado cerca del altar, acompañado de varios cirios más pequeños. El coro entona una suave melodía con sus instrumentos. Una lectura introductoria establece el tono, guiando a los fieles en la Adoración.
Queridos hermanos,
Hoy, nos reunimos en Adoración Eucarística con motivo del nacimiento del P. Dehon. Volvamos nuestros corazones hacia Jesús, presente en el Santísimo Sacramento, mientras abrazamos la tranquilidad de esta noche. Juntos, unámonos en oración, tomando fuerza de su Sagrado Corazón. Nuestro tema de reflexión para esta noche es “Sint Unum”, que todos sean uno (Jn 17,11).
“Sint Unum” es uno de los legados perdurables del P. Dehon. Nuestras Constituciones se hace eco de este sentimiento en múltiples ocasiones, sirviendo como recordatorio constante y fuente de aliento en nuestro esfuerzo por fomentar una auténtica comunidad (Cst 8, 63, 95). Al reunirnos en esta vigilia de oración para celebrar el aniversario del nacimiento del P. Dehon, profundicemos en la esencia de “Sint Unum”. Estamos llamados a reconocer la gracia única dentro de cada miembro y las abundantes bendiciones en cada rincón de nuestro ministerio. Esto nos llama a abrazar un verdadero sentido de fraternidad.
CANTO
El sacerdote, acompañado por dos acólitos realiza la exposición del Santísimo.
SEÑAL DE LA CRUZ
Después de que el sacerdote expone el Santísimo Sacramento en el altar, inicia con la señal de la cruz, seguidamente continúa con las invocaciones.
Sacerdote: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos: Amén.
INVOCACIONES INICIALES
G: Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del altar.
T: Sea Bendito y alabado.
G: Tú eres el Pan bajado del cielo. Tú eres el Pan que da vida y nos une.
T: Alabado seas Señor Jesucristo que estás presente en la celebración de la Sagrada Eucaristía.
G: Tú eres la Fuente que sacia a los sedientos.
T: Alabado sea el Cuerpo de Cristo entregado en sacrificio por nosotros.
G: Alabado sea Jesucristo que ha derramado su sangre por nuestra salvación.
T: Tú eres Señor quien nos redime de nuestros pecados.
G: Te Alabamos Señor unidos a todos los ángeles y todos los santos.
T: Te adoramos, Señor, presente en el Santísimo Sacramento que nos une.
ORACIÓN INICIAL
G: Sacarás el agua de la vida.
T: De la fuente de la salvación.
G: Oremos, Dios misericordioso, en el corazón de tu Hijo herido por nuestros pecados, nos concediste el corazón de tu amor infinito. permítenos ofrecer nuestra adoración y practicar nuestro arrepentimiento con una conducta adecuada. Por Cristo nuestro Señor.
A: Amén.
El sacerdote y los acólitos vuelven a sus asientos.
CANTO
LECTURA BÍBLICA
Lectura de la Primera Carta de Pablo a los Corintios (1ª Co 10, 16-17)
La copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan.
REFLEXIÓN
Tras la lectura, una persona designada podrá compartir una de las reflexiones que se ofrecen a continuación, pero si alguna comunidad quiere compartir una diferente lo puede realizar con toda libertad.
Reflexión 1: La conciencia de la diversidad en la unidad: Cst 8, 14, 17, 106, 109.
Queridos hermanos
Ningún individuo existe aislado; más bien, nuestra propia esencia está arraigada en la diversidad. Esta verdad subraya nuestra interconexión y sirve como testimonio de la naturaleza polifacética de la existencia humana. A pesar de nuestros variados orígenes y perspectivas, encontramos nuestra unidad en Cristo Jesús. El apóstol Pablo expresó elocuentemente esta unidad, comparándonos a un solo cuerpo, todos participando del mismo alimento espiritual (1ª Corintios 10,17).
Abrazar la diversidad dentro de la unidad tiene un profundo significado para cultivar una sociedad inclusiva y armoniosa. A través de la diversidad, cultivamos el aprecio por las diferencias y la riqueza que aportan a nuestra experiencia compartida. Al fomentar un espíritu de fraternidad, ejemplificamos la unidad, encarnando las enseñanzas de Cristo en todas las facetas de nuestra vida (cf. Cst 17). Como dehonianos, nos incumbe abrazar tanto la diversidad como la unidad dentro de nuestra comunidad, ofreciendo apoyo y empatía mientras navegamos juntos por la vida (cf. Cst 8). A través de nuestros esfuerzos colectivos, estamos preparados para defender la justicia y la equidad, sacando fuerzas de nuestro compromiso compartido con el Cuerpo vivo de Cristo (cf. Cst 106).
Sigamos defendiendo estos principios, esforzándonos por ser faros de unidad en medio del diverso tapiz de la humanidad.
Reflexión 2: La Comunión
En el corazón de la vida cristiana se encuentra la esencia de la comunidad: una expresión viva de nuestra comunión con Cristo. Nuestra existencia comunitaria, con Jesucristo como nuestro punto focal de unidad, forma la piedra angular de nuestro ethos religioso, de acuerdo con la visión de nuestro Padre Fundador. Habitar juntos como hermanos dentro de la comunidad religiosa sirve como manifestación tangible de nuestra vocación como Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús, dando testimonio del amor ilimitado de Dios y de la interconexión de la humanidad. Lejos de ser una mera disposición, la vida en común sirve tanto de camino como de destino, perpetuamente perfeccionado a través de una auténtica unidad en el amor de Cristo (cf. Cst 63).
A través de nuestra vida compartida en comunidad, encarnamos la unidad de todos los hombres en Dios, superando las barreras de raza y condición social. Juntos, sentamos las bases de una fe y una vocación auténticas abrazándonos unos a otros con aceptación y apertura. Enraizada en el amor y la fraternidad, la comunidad se esfuerza sin cesar por personificar la verdad de que es en Cristo donde se forma nuestra identidad colectiva (cf. Cst 67).
Reflexión 3: La misión dehoniana
Queridos hermanos,
En la oración de Jesús por nosotros, concentrada en el concepto de “Sint Unum”, encontramos no sólo la esencia de la comunión, como subraya Pablo (1ª Corintios 10,16-17), sino también la dimensión de la misión. Cristo entró en el mundo como expresión del profundo amor de Dios por la humanidad. A través de Cristo, Dios trató de restaurar la unidad con la humanidad que había sido fracturada por el pecado (cf. Juan 3,16). Dentro de esta unidad trinitaria, el P. Dehon nos recuerda que la misión no sólo es parte integrante de nuestra identidad dehoniana, sino que también constituye una forma distintiva de servicio apostólico (cf. Cst 31).
Entonces, ¿qué implica nuestra misión? Consiste en abrir los ojos, el corazón y la mente a los signos de los tiempos, que a su vez nos obligan a contribuir activamente al establecimiento de la justicia y la caridad cristiana en el mundo (cf. Cst 32).
Tras la lectura de la reflexión sigue el canto Ubi Caritas
Ubi Caritas
Ubi caritas et amor. Ubi caritas, Deus ibi est.
SILENCIO
Tiempo de silencio. Tras el silencio, se invita a todos a rezar la Oración por la Unidad.
ORACIÓN POR LA UNIDAD
G: Dios misericordioso, Tú has dado a Tu Hijo, Jesucristo, para redimir y unir a toda la humanidad. Tú también deseas que nos unamos, vivamos en armonía y estemos en paz con todos.
T: Te estamos agradecidos, Padre, porque nos has unido a través de tu Hijo por la Sagrada Eucaristía. Al recibir el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo Jesús, nos hacemos uno contigo.
G: Concede a tu Iglesia el espíritu de unidad. Que nosotros, como cristianos seamos testimonios de la unidad que brota de la celebración de la Eucaristía.
T: Haz que seamos uno, como los numerosos granos de trigo y racimos de uvas se convierten en una sola ofrenda celestial y en un solo Cuerpo de Cristo.
G: Ayúdanos a amarnos unos a otros y a tener unidad de pensamiento, corazón y acción.
T: Tú eres nuestro Padre. Que nosotros, como seres humanos, lleguemos a ser un solo rebaño siguiendo a un solo Pastor, Tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
Después de la Oración de la Unidad, se reza juntos una de las oraciones disponibles a continuación. Se pueden tomar otras oraciones según las condiciones de cada región con el tema Sint Unum.
Oración 1: Oración por la unidad
Señor Jesucristo, fuente de la verdadera paz, Tú has lavado nuestros pecados y nos has unido al Padre por el Espíritu Santo. Tu obra redentora se extiende no sólo a la humanidad, sino también a toda la creación, inaugurando un nuevo orden de existencia: un “cielo y una tierra nuevos”. Este profundo misterio de salvación, oh Cristo, encuentra su expresión permanente en tu Iglesia, sacramento de salvación para todo el mundo.
Te lo agradecemos, Señor, con nuestras oraciones y actos de penitencia. Concédenos la gracia de cultivar una unión más profunda y sincera contigo. Que seamos siempre receptivos a Tu palabra y obedientes a Tu voluntad mientras perseguimos firmemente nuestra misión con confianza y devoción, fortificados por el valor y la determinación. Contribuyamos a la obra de la paz para todos, para que toda voz proclame el señorío de Jesucristo para gloria de Dios Padre. Amén.
Oración 2: Que todos sean uno
Padre Santo, protégenos en Tu nombre, para que seamos uno. Así como Tú, Padre, estás en Jesús, y Jesús, Tu Hijo, está en Ti, que nosotros también permanezcamos en Ti, para que el mundo te reconozca como el remitente del Redentor. Que, al habitar Él en nosotros y Tú en Él, lleguemos a la unidad completa, revelando al mundo que Tú lo enviaste y que nos amas como amas a Jesús, Tu Hijo.
Padre Santo, reconocemos que Tú enviaste a Jesús, Tu Hijo, quien nos ha revelado Tu nombre y continuará haciéndolo, asegurando que el amor que Tú le has concedido permanezca en nosotros. Amén.
Oración 3: Únenos, Señor
Señor de la unidad, Tú deseas la unión entre todos tus discípulos, tanto entre nosotros como contigo. Concédenos la gracia de la unidad. Que tu amor se derrame sobre nosotros, para que podamos experimentar la unidad que Tú has prometido, particularmente en nuestra patria, que recientemente se ha visto empañada por el caos y la división en los ámbitos político, social y de división. Haz que la Iglesia sirva de faro de unidad para nuestra nación. Porque creemos que a través de esta unidad, habrá una atmósfera de respeto mutuo para los marginados y de solidaridad para los oprimidos. Que nosotros, como miembros de Tu pueblo, seamos compasivos y estemos siempre dispuestos, trabajando juntos por el bien común y dando gloria a Tu nombre. Amén.
Oración 4: Respetar las diferencias
Dios Todopoderoso, Creador del mundo en sus diversas formas, desde la multitud de especies hasta el rico tapiz de culturas y naciones humanas, reconocemos Tu sabiduría reflejada en esta diversidad. Enséñanos, Señor de la Sabiduría, a honrar la miríada de voces y perspectivas presentes entre nosotros, y guíanos para entablar un diálogo que conduzca al consenso. Infunde en nosotros una reverencia por los principios fundamentales de la vida, protegiéndonos contra la tiranía de la mayoría y la opresión de la minoría. Creemos que el verdadero reconocimiento y aprecio de nuestras diferencias conducirá a nuestra nación hacia una sociedad caracterizada por la justicia y la prosperidad. Amén.
INTENCIONES
Guía: Señor, escucha nuestra oración.
Todos: Señor, escucha nuestra oración.
Guía: Oremos por el Santo Padre, los obispos y los sacerdotes, para que Dios los bendiga en sus ministerios, reflejando el Sagrado Corazón de Jesús.
Todos: Señor, escucha nuestra oración.
Guía: Por los superiores de nuestra congregación, que sean inspirados por el amor del Sagrado Corazón para servir con dedicación y compasión, guiados por el Espíritu que guió al P. Juan León Dehon.
Todos: Señor, escucha nuestra oración.
Guía: Oramos por nuestros líderes de las nacionales, para que las gobiernen con sabiduría, justicia y compasión, guiados por los principios de la rectitud.
Todos: Señor, escucha nuestra oración.
Guía: Por la paz mundial, que Jesús, el Príncipe de la Paz, ilumine los corazones de los líderes, inspirándoles a elegir el camino de la paz y la reconciliación sobre el conflicto y la violencia.
Todos: Señor, escucha nuestra oración.
Guía: Pedimos por todos los dehonianos, para que encendidos del amor del Sagrado Corazón se conviertan en canales de la gracia de Dios en el mundo.
Todos: Señor, escucha nuestra oración.
Guía: Oramos también por todos los aquí presentes, para que unidos en el amor, reflejemos la unidad de la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo.
Todos: Señor, escucha nuestra oración.
Guía: Ofrezcamos ahora en silencio nuestras intenciones personales al Señor.
Un momento de oración en silencio
Guía: Padre Celestial, te ofrecemos estas oraciones y peticiones, confiando en tu infinita misericordia y amor. Escúchalas y respóndelas según tu voluntad, por Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
CANTO
PADRE NUESTRO
Después de las intenciones, se canta el Padre Nuestro
Tantum Ergo
BENDICIÓN
S: Nos diste Señor el Pan del cielo.
T: Que contiene en sí todo deleite.
S: Oh Dios, que en este admirable Sacramento nos dejaste el memorial de tú Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
T. Amen.
Bendición
Alabanzas al Santísimo Sacramento
S: Gloria a ti, Hijo único del Padre, Jesucristo.
T: Gloria a ti, Hijo de María, Dios con nosotros y salvador.
S: Gloria a ti, Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
T: Gloria a ti, Rey del cielo, único mediador de nuestra salvación.
S: Gloria a ti, paciente y misericordioso, rico con los que te invocan.
T: Gloria a ti, traspasado por una lanza, fuente de la nueva creación.
S: Gloria a ti, que estás sentado a la derecha del Padre. Señor por los siglos de los siglos.
T: Amén.
Después de cantar las Alabanzas al Santísimo Sacramento, el sacerdote realiza la reserva del Santísimo Sacramento.
Aclamaciones
S: Sacratísimo Corazón de Jesús,
T: ten piedad de nosotros.
S: Inmaculado Corazón de María,
T: ruega por nosotros.
S: San José, nuestro protector,
T: ruega por nosotros.
S: Todos los ángeles y santos,
T: rueguen por nosotros.
S: Beato Juan María de la Cruz,
T: ruega por nosotros.
S: Venerable León Juan Dehon,
T: ruega por nosotros.
CANTO DE CONCLUSIÓN