«Conscientes que la oración es la fuerza del cristiano, invitamos a continuar implorando a Cristo que interceda y vele por éste su pequeño rebaño. Esperamos que la razón, así como el entendimiento respetuoso, abran camino a la solución de esta crítica y compleja situación para todos»
Hace dos días la policía del régimen entró -a las tres de la madrugada- en la Sede Episcopal de Matagalpa, llevándose por la fuerza al obispo Rolando Álvarez y otros, supuestamente, ocho religiosos y un laico. Después de sacarlos del edificio Episcopal, los metieron en un convoy policial. Se informa que Álvarez ha sido llevado a su casa de Managua, donde estará en arresto domiciliario. Leopoldo Brenes, Arzobispo de Managua y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal, pudo visitarlo y han podido conversar ampliamente.
Los otros religiosos y el camarógrafo, que fueron sacados con la fuerza de la Curia han sido trasladados a la Dirección de Auxilio Judicial, conocido como el Chipote. En la Curia de Matagalpa, permaneció en carácter de autoridad Eclesial y sin ninguna restricción policial o de movilidad, el Vicario, Mons. Oscar Escoto.
Cientos de personas, al escuchar las campanas de la Iglesia, mientras sucedía la irrupción de las fuerzas policiales dentro de la Curia, se acercaron al lugar para intentar proteger al obispo Rolando y los demás religiosos.
La Arquidiócesis de Managua emitió un comunicado en el que nuevamente expresa su solidaridad y cercanía con la hermana Diócesis de Matagalpa, ante el acontecimiento triste vivido esa madrugada, se lee en comunicado, en el que reitera su solidaridad, «particularmente» con Mons. Rolando Álvarez Lagos, los sacerdotes y laicos que le acompañaban.
En el texto se afirma que el Arzobispo Cardenal Leopoldo Brenes, tuvo la oportunidad de visitar y conversar con Álvarez en su residencia familiar, «patentizando su estima fraterna en nombre de la iglesia nicaragüense. Brenes, confirmó que el estado de salud del obispo Rolando está desmejorado, sin embargo, su ánimo y espíritu están fuertes, Álvarez le ha manifestado su confianza en la oración de todos ante esta difícil situación que viven en comunión eclesial. El comunicado concluye con está petición:
«Conscientes que la oración es la fuerza del cristiano, invitamos a continuar implorando a Cristo que interceda y vele por éste su pequeño rebaño. Esperamos que la razón, así como el entendimiento respetuoso, abran camino a la solución de esta crítica y compleja situación para todos».
La Conferencia Episcopal emitió una nota: “En todo momento y circunstancia, teniendo los mismos sentimientos de Cristo Jesus, los obispos y toda la Iglesia de Nicaragua permanece unida en la penitencia y la oracion, y con san Pablo queremos decir: ‘Ahora me alegro de mis sufrimientos por ustedes, y en mi came, completando Io que falta a las aflicciones de Cristo, hago mi parte por su cuerpo que es la Iglesia’. (Colosenses 1, 24)».
La nota de prensa de los obispos concluye pidiendo a la Virgen Santísima, su intercesión: «por todos aquellos que viven y mueren a causa de la Ie en Jesucristo y su lglesia, queremos aprender de ellos a amarte cada día mas, a confiarnos a Ti en todas nuestras necesidades. Ensénanos a imitar su Ie, su esperanza, su caridad y su entrega hasta el extremo en manos de tu Hijo Jesucristo. Santa Marfa, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros».
Rápidamente las Conferencias Episcopales centroamericanas mostraron su solidaridad; en el mismo sentido, el secretario general de la ONU, António Guterres, se declaró «muy preocupado» por la redada llevada a cabo por las autoridades de Nicaragua contra la sede episcopal y las recientes acciones contra la Iglesia católica y organizaciones civiles y exigió al Gobierno la liberación de todas las personas detenidas de forma arbitraria, se lee en el sitio web de la ONU.A través de su portavoz, Farhan Haq, Guterres reiteró su llamamiento al Ejecutivo de Daniel Ortega para que garantice «la protección de los derechos humanos de todos los ciudadanos, particularmente los derechos universales de asamblea pacífica, libertad de asociación, pensamiento, conciencia y religión». Y agregó que esta operación en «el Palacio Episcopal de la Diócesis de Matagalpa (norte) no hace más que agravar estas preocupaciones».
Por su parte, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, CENIDH, condenó el «asalto a la Curia episcopal de Matagalpa y el secuestro criminal de Monseñor Rolando Álvarez y demás sacerdotes y laicos que le acompañaban. … Exigimos les respeten la integridad personal y la vida» denunció el organismo en su cuenta de Twitter.
Recientemente, el arzobispo de Tegucigalpa, Oscar Rodríguez Maradiaga, calificó de acoso a la situación que desde hace semanas padece la Iglesia Católica en Nicaragua por parte del gobierno sandinista. El hondureño había dicho durante una misa reciente que “esa guerra callada que están haciendo para perseguir a Jesús en su Iglesia en la hermana nación de Nicaragua, ese no es el fuego que Jesús ha venido a traer”.
Críticas al silencio desde el Vaticano
La Santa Sede se mantuvo en silencio por casi dos semanas. La falta de declaraciones fue notable y despertó algunas críticas entre algunos activistas de derechos humanos e intelectuales latinoamericanos. El primer representante del Vaticano que se pronunció fue Juan Antonio Cruz, observador permanente de la Santa Sede ante la Organización de los Estados Americanos, quien expresó su preocupación por lo ocurrido y pidió a las partes “buscar caminos de entendimiento”. Cruz dio estas declaraciones el 12 de agosto durante una reunión extraordinaria del organismo en la que el Consejo Permanente aprobó una resolución que condena al gobierno de Ortega por el “hostigamiento” y las “restricciones arbitrarias impuestas a las organizaciones religiosas y a las que critican al gobierno”.
Más de una docena de organizaciones de derechos humanos —incluidas Amnistía Internacional, Human Rights Watch y la CIDH— han denunciado que Nicaragua vive un “estado de excepción y de terror”. Un informe presentado en noviembre de 2021 por un grupo de 15 organismos acusó al gobierno de Ortega y a sus funcionarios de haber cometido “crímenes de lesa humanidad” en los últimos tres años. La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos también ha levantado la voz sobre la situación de derechos humanos y en junio afirmó que prosiguen las detenciones arbitrarias, las condiciones “deplorables” de arresto y la huida al extranjero de “un número sin precedentes” de nicaragüenses. En paralelo, Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea han sancionado a varios funcionarios del gobierno sandinista por “socavar la democracia”.
Este pasado fin de semana, el papa Francisco expresó su preocupación y dolor por el pueblo de Nicaragua, que como afirmó, sigue de cerca la difícil situación, que “involucra a personas e instituciones”. El Papa manifestó además su convicción y esperanza de que, “a través de un diálogo abierto y sincero, se puedan seguir encontrando las bases para una convivencia respetuosa y pacífica”.