Siguiendo los pasos del P. Dehon en la educación y la formación de los jóvenes, los dehonianos de Bielorrusia organizaron del 2 al 4 de enero un retiro para monaguillos de las parroquias dehonianas.
Para el fundador de los dehonianos, el P. Leon Dehon, trabajar con los jóvenes era de mucha importancia. Le preocupaba profundamente la educación católica y plenamente cristiana de los jóvenes. Por eso fue el iniciador del Patronato del Colegio San José y San Juan, que ayudó a la juventud francesa a crecer en un ambiente de respeto por la dignidad humana y la justicia social.
Siguiendo el ejemplo del P. Leon Dehon, hoy en día los dehonianos se comprometen de diversas maneras en la pastoral juvenil. Uno de los ejemplos de lo que hacemos en este campo es dirigir grupos de monaguillos.
Del 2 al 4 de enero de 2025, tuvo lugar en Postavy (Bielorrusia) un retiro para los monaguillos de nuestras parroquias dehonianas. Asistieron 23 monaguillos y lectores. El retiro fue dirigido por el P. Eduard Sinkevich SCJ y el P. Aleksiej Venckevich SCJ, que trataron de mostrar durante estos días lo importante que es servir a Dios, no sólo en el altar, sino también en la vida cotidiana.
Los encuentros de oración tenían como objetivo la formación litúrgica y espiritual de los monaguillos, que sirven a diario en las parroquias de Postavy y Warapajevo, donde trabajan los dehonianos. Cada día, se participó en la Eucaristía y en las oraciones comunitarias, aprendiendo a sacar fuerzas para ser mejores personas. Se dio especial interés a los encuentros con sacerdotes y lectores, durante los cuales los participantes pudieron escuchar opiniones sobre la vida sacerdotal y religiosa. También se prestó atención a la gran responsabilidad que tienen los lectores a la hora de dar buen ejemplo a los monaguillos más jóvenes.
También hubo tiempo para la integración y la relajación. Un torneo de tenis de mesa subió la adrenalina de los participantes y alegró a todos, especialmente a los ganadores. El retiro concluyó con la Eucaristía, durante la cual el Servicio del Altar Litúrgico dio gracias colectivamente a Dios por el tiempo pasado, esperando nuevos encuentros fructíferos.