Entrevista con la Hna. Benita Gamallo, Superiora General de las Siervas del Corazón de Jesús.
Hoy celebramos la fiesta de la Anunciación. Para su Congregación es una fecha especial, ¿por qué?
Para nosotros es importante porque nuestra fundadora Oliva, que como religiosa se llamaba María del Corazón de Jesús, nació un 25 de marzo y vio en esta fecha, en esta coincidencia, un signo divino que ya anunciaba la vocación a la que estaba llamada. Por eso nuestra Congregación, como la vuestra, creo que se resume en el Ecce venio y el Ecce ancilla.
Hablemos un poco de su fundadora, a la que nuestro fundador, el padre Dehon, llamaba siempre “la chère mère”, la querida madre. Para nuestra Congregación, para el padre Dehon, era una personalidad muy importante, muy fuerte y muy espiritual. ¿Cómo veis vosotras hoy esta personalidad?
Para nuestra Congregación y para cada una de nosotras, existe un vínculo muy fuerte con nuestra fundadora porque todo comienza con su experiencia de fe, que supo transmitirnos un carisma, fundando esta familia religiosa. Sabemos que el carisma es algo vivo, y como todo lo que está vivo, puede cambiar, desarrollarse. Seguimos refiriéndonos a esta fuerte experiencia de fe de nuestra fundadora, intentamos adaptar este carisma a los retos de hoy. Pero ella sigue siendo siempre el punto de referencia, el punto de partida.
La evolución de la comprensión del carisma también puede verse en el nuevo sitio de la Congregación que ha abierto recientemente en www.servantesducoeurdejesus.com . Leyendo los textos del sitio me doy cuenta de una cercanía carismática muy fuerte entre nuestras congregaciones. ¿Podría hablarnos muy brevemente de las palabras clave de su carisma?
Yo comenzaría con la espiritualidad del Corazón de Jesús. Para nosotros es el corazón abierto, en el que vemos esta ternura de Dios por el hombre. Esto es realmente fundamental. Este amor misericordioso que estamos llamados a compartir y difundir entre los hombres de hoy. Luego tenemos la adoración. La adoración, para nosotros, no es una devoción, es una misión. Es la principal misión que la Iglesia nos ha encomendado. Mientras dure nuestra Congregación, debemos responder a esta misión. La adoración se vive de diferentes maneras, según la comunidad. Se puede vivir en comunidad, todos juntos, se puede vivir en una noche entera, cuando una hermana adora tras otra, no importa. Lo importante es que esta fidelidad sea diaria. La adoración es la prolongación de la Eucaristía, dejando que Jesús continúe en nosotros la misión de ser ofrenda (oblación) y de presentar al Padre las necesidades, las alegrías, los sufrimientos, toda nuestra humanidad. Este es, en pocas palabras, el significado de la adoración para nosotros.
La reparación, para nosotros, es la actitud de acoger el amor de Dios, la respuesta a este amor, sabiendo que respondemos desde el amor recibido. Esta reparación es importante para nosotros porque sabemos que no hay mediador, ni mayor reparador que Cristo. Esta aceptación, esta reparación, que es difícil de explicar al mundo de hoy, sólo encuentra su sentido a la luz del misterio de la redención. Esto lo ha conseguido Jesús y nosotros entramos en este movimiento redentor. Y aquí entra una palabra muy importante, oblación. Esto significa, como para ti, esta unión profunda con Jesús, unidos a él, entrando en este movimiento de redención que Jesús ya ha realizado para nosotros. Lo acogemos, entramos en este movimiento y lo compartimos con los que nos rodean. A partir de aquí se desarrolla nuestro apostolado, habría mucho que decir, y es muy actual.
Escuchándote, me parece oír una introducción a la espiritualidad dehoniana, estas palabras de adoración, amor, reparación, oblación, apostolado, son también palabras clave para nosotros en nuestro carisma. Una última pregunta: ¿seguimos teniendo relaciones entre las dos congregaciones hoy en día?
Sí. Depende mucho de dónde estemos. Por ejemplo, fui formadora durante 15 años en Camerún, sé que en vuestro noviciado se habla mucho de las Hermanas Siervas, y son nuestras Hermanas las que intervienen en vuestro noviciado. Ya sea en España, en Francia, dondequiera que estemos tenemos una fuerte relación con los dehonianos. En España es muy normal hablar de “nuestras hermanas” así como de “nuestros hermanos”, y nos ayudamos mutuamente. Y aprovecho para saludar la memoria del P. Bourgeois que tanto nos ayudó, del P. Perroux, del P. Conrath que sigue ayudándonos – pero hay muchos otros dehonianos que son importantes para nosotros.
Creo que nuestro reto es conocernos mejor y, sobre todo, colaborar más para profundizar en nuestra espiritualidad y nuestro carisma, en la medida en que lo tenemos en común. Esta sería una señal importante para hoy.
Hermana Benita, gracias por estar con nosotros, gracias por esta entrevista. Y feliz fiesta de la Anunciación.
Gracias también. Y sabed que nuestra Casa Generalicia está siempre abierta a todos vosotros.