Somos una comunidad de hermanos responsables los unos de los otros

El cuarto día del Capítulo General se dedicó al informe del Ecónomo General y a la presentación de las zonas geográficas de África y Asia.

de  Willyans Prado Rapozo, SCJ

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El cuarto día del XXV Capítulo General comenzó con la Eucaristía en francés, presidida por el superior de la Región de Madagascar, el P. Jean Leonard Ramarofanomeza. Como de costumbre, la reflexión litúrgica diaria serealizó en la sala capitular; el P. Jean Leonard habló de la experiencia de Eliseo, quien eligió caminar con Elías hasta que el profeta fue llevado al cielo. Eliseo deseaba heredar una doble porción del espíritu de Elías. Estos dos peregrinos nos recuerdan a los discípulos de Emaús, quienes también recibieron un gran don espiritual tras su encuentro con el Señor. En el Evangelio, Jesús nos enseña el don de la generosidad. Y como la oración es una actitud de confianza en el Señor, sigamos pidiéndole disposición para compartir “nuestras vidas en nuestras comunidades, en la oración y el servicio, en la generosidad y el apoyo mutuo”. (Oración para el XXV Capítulo General).

Con espíritu de oración, proseguimos con nuestros trabajos. Tuvimos ocasión de apreciar el informe del tesorero general, el P. Luca Zottoli, sobre la salud financiera de nuestra congregación. Con buen sentido del humor, el P. Luca dijo que aunque ayer el superior general habló de kairos, hoy el tesorero general hablará de kronos. Es su responsabilidad ofrecer al capítulo un balance claro, transparente y honesto de su gestión en los últimos seis años. En la mesa, el P. Luca estuvo acompañado por sus colaboradores y miembros de la Comisión Internacional de Finanzas, a los quienes mostró profundo agradecimiento.

El P. Luca afirmó que su labor era de continuidad al gran trabajo realizado por la administración anterior y que espera que esto sea retomado por el próximo consejo. Según él, la congregación es como un campo: sembramos y cuidamos para que la semilla florezca y dé fruto. El trabajo de la comisión de finanzas no es sólo empresarial. Es ante todo un ministerio evangélico y espiritual que nos guía para utilizar nuestros recursos con sabiduría y responsabilidad al servicio del Reino de Dios.

Destacó la importancia del trabajo en equipo y del diálogo continuo. Somos una comunidad de hermanos responsables los unos de los otros. Aunque todavía no hemos alcanzado el ideal de comunión de bienes descrito en nuestras Constituciones, reconocemos nuestro deber de compartirlo todo con justicia y equidad. De hecho, la congregación ha demostrado un impresionante espíritu de colaboración en estos últimos seis años. Nuestro fuerte sentido de la solidaridad debe hacernos sentir orgullosos y esperanzados de cara al futuro.

Somos conscientes de que muchas entidades aún no son autosuficientes y siguen dependiendo del apoyo de otras entidades hermanas. Pero estamos comprometidos a encontrar la manera de llegar a ser económicamente autónomos. Mirando las cifras, vemos lo mucho que hemos hecho unas por otras y lo mucho que hemos recibido de nuestros benefactores, que apoyan fielmente el trabajo de la congregación. Rezamos para que Dios les bendiga por su generosidad, porque todo don viene acompañado de un coste, de algún sacrificio. Al mismo tiempo, debemos cambiar nuestra mentalidad y esforzarnos por vivir con el fruto de nuestro trabajo.

El P. Luca nos dio una visión muy detallada de nuestros recursos y gastos, divididos en las distintas áreas de la congregación, particularmente en misión y formación. Destacó los proyectos que están financiando obras y cómo han sido claves para el mantenimiento de nuestros ministerios. Además, hizo hincapié en el potencial que tenemos para hacer mucho más, siempre para servir mejor al pueblo de Dios.

Los distintos grupos lingüísticos dispusieron de un tiempo para reflexionar y responder al informe financiero. Tras su puesta en común, el P. Luca concluyó diciendo que a través del servicio de tesorero general ha encontrado la alegría de trabajar. Reconoce que él solo no puede cambiar la congregación, pero se siente feliz de formar parte de esta familia; “He encontrado el deseo de vivir aún más intensamente, porque sólo se vive una vez”.

En la sesión de la tarde, comenzamos a escuchar la presentación de cada zona geográfica. La primera en informar fue África, un colorido continente en el que nuestro propio fundador eligió establecer una misión. Actualmente, estamos compuestos por muchos miembros jóvenes. Estamos pasando de la clásica presencia misionera europea a un floreciente número de vocaciones locales que asumen la misión. Estamos haciendo un buen trabajo en escuelas, centros sociales, formación, parroquias, centros de espiritualidad y en la comisión teológica africana. Algunos de sus retos son el número limitado de formadores, algunos casos de individualismo, la continua dependencia económica y las grandes distancias entre las comunidades. El P. Charles Aimé Koudjou, consejero general encargado de África, añadió que debe haber un cambio de paradigma; “necesitamos promover un Sint Unum económico; nuestras finanzas deben reflejar nuestro compromiso con la comunión. La riqueza de África está en el poder de la juventud y en la abundancia de su tierra”.

El segundo continente en presentarse fue Asia. También aquí vemos vocaciones florecientes y un gran futuro. Nuestros cohermanos están deseosos de servir a la misión de la congregación. Los retos están en el secularismo, la multiculturalidad, el etnocentrismo y el individualismo que se extienden en la sociedad asiática. En algunas zonas, hay incluso extremismo religioso y político que intenta impedir el crecimiento del cristianismo. A pesar de estas dificultades, seguimos compartiendo nuestro carisma con los pueblos de Asia, atrayéndolos al Corazón de Cristo.

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