Ucrania: El P. Andrzej Oleinik y Siergiej Babic hablan de su misión en la guerra.
El P. Andrzej Oleinik es un joven sacerdote dehoniano moldavo y Siergiej Babic es un estudiante de medicina ucraniano, interesado en la vida religiosa dehoniana. En primer lugar, compartieron su alegría por la oportunidad de dirigirse a la Congregación “porque somos una familia”.
El P. Andrzej Oleinik es un joven sacerdote dehoniano moldavo y Siergiej Babic es un estudiante de medicina ucraniano, interesado en la vida religiosa dehoniana. Los bombardeos rusos les obligaron a abandonar Irpin, junto con muchas otras personas. En esta entrevista nos hablan de su compromiso en tiempos de guerra, de lo que han aprendido, de cómo vivir como dehonianos. En primer lugar, compartieron su alegría por la oportunidad de dirigirse a la Congregación “porque somos una familia”.
En primer lugar, ¿cómo estás y cómo vives este momento?
Siergiej: Gracias, estamos bastante bien porque estamos en Pierszotrawieńsk una pequeña ciudad (a 200 km de Kiev). Nos escapamos hace dos semanas de Irpin porque la situación allí es dramática y hay un gran colapso humanitario.
P. Andrezj, ¿cómo fue para ti dejar la parroquia?
Al principio de la guerra, no podía imaginar que pudiera estar tan cerca. Irpin era una ciudad tranquila y hermosa. Decidimos quedarnos porque la gente nos necesitaba. Pero cuando las tropas empezaron a bombardear por todas partes, incluso lugares civiles, y nos dejaron sin agua, electricidad y calefacción, nos vimos obligados a huir con nuestros fieles porque la situación era insoportable. Sólo quedó el P. Tadeusz Wołos SCJ.
P. Andrezj, ¿cómo es la situación humanitaria ahora?
Intentamos dedicar todo nuestro tiempo a buscar y dar ayuda humanitaria, a repartir alimentos, ropa, medicamentos. Encontramos ayuda sobre todo en Polonia, donde nosotros mismos vamos a la frontera polaca. Fui con un coche a buscar las cosas y traerlas aquí y luego las distribuimos a la gente de la parroquia.
Aquí, en Ucrania, todos los hombres de entre 18 y 60 años tienen que quedarse para el servicio militar y no pueden salir de Ucrania. Como ciudadano moldavo, puedo moverme con más libertad e ir a la frontera para conseguir artículos de primera necesidad.
Siergiej, eres un joven estudiante de medicina y también te interesa la vida dehoniana. ¿Le ha enseñado algo esta dramática experiencia como hombre y como creyente?
Esta dramática experiencia me ha enseñado mucho. Sobre todo que las personas necesitan amor y cercanía. Ahora he encontrado el carisma de la congregación: estar cerca de la gente, una cercanía de corazón, de ayuda, de amor. Hoy he hecho un examen médico a una mujer enferma. El diálogo con esta enferma, además de mi presencia, ha cambiado la situación. Esta persona estaba triste, pero después de esta conversación, vi esperanza y felicidad.
¿Y para ti P. Andrezj?
He visto el milagro que Dios me muestra: la gente. He visto en ellos la metamorfosis de la fe: personas que veía ocasionalmente y ahora tienen una fe más fuerte. El Señor nos enseña cómo debemos amar y cuánto amor necesitan estas personas. Quiero ofrecer mi testimonio personal: durante las dos semanas que duró el bombardeo (en Irpin), tuve miedo, pero no entré en pánico, porque el Señor me dio fuerzas para ser fuerte y estar disponible.
En febrero celebramos en Roma la IX Conferencia General sobre el tema del compromiso social de los SCJ. Hoy eres un testigo vivo del compromiso social. ¿Qué significa ser dehonianos en un contexto de guerra, odio y muerte?
P. Andrezj: En primer lugar: ¡estamos aquí! Con nuestra presencia ayudamos a las personas a no sentirse solas. En la medida de lo posible, ofrecemos toda la ayuda material y espiritual que podemos: comida, ropa, educación. En mi opinión, después de la guerra tendremos muchas posibilidades de ayudar, de comenzar con nuestro compromiso, empezando por la ayuda humanitaria. No ayudaremos a la gente a comprar pisos, pero les daremos las cosas básicas que necesitan para vivir.
Siergiej: Una muy buena pregunta, porque antes de la guerra no entendía lo que significa ser dehoniano. Estos días con los hermanos he aprendido la palabra disponibilidad. La disponibilidad es la mejor opción: disponibilidad para escuchar, para echar una mano,… Esto me conmueve y me da fuerza; además, me hace comprender lo que significa formar parte de una gran familia. El P. Dehon decía a menudo que hay que ayudar a construir cosas, casas, lugares, donde acoger a la gente.
¿Puede dar un mensaje a la Congregación y a la familia dehoniana?
P. Andrezj: Pedimos ayuda. La situación es terrible: envíen ayuda humanitaria aquí a la parroquia. Necesitamos comida. Dentro de un mes habrá un problema: ropa para el verano. Nosotros podemos recoger y distribuir todo aquí.
Siergiej: Mi mensaje: mirad en el corazón de Jesucristo y podréis encontrarnos allí también.