El obispo emérito Teemu Sippo SCJ sirvió de 2009 a 2019 como obispo de la Diócesis de Helsinki, Finlandia. En mayo de 2019, después de una grave lesión, se retiró de su cargo. Fue muy activo en el diálogo ecuménico e incluso presidió el Consejo Ecuménico Finlandés del 2010 al 2015.
Monseñor Sippo, cuando recuerda su época como obispo en Helsinki, ¿cuáles son las alegrías y los desafíos que ve?
Fue un gran honor y una gran alegría ser nombrado obispo, pero también un gran desafío. Estaba encantado por la confianza depositada en mí, pero también me preguntaba cómo gestionaría el deber.
También fue una gran alegría administrar el Sacramento de la Confirmación a los jóvenes y ordenar diáconos y sacerdotes. La cooperación con los Consejos de la diócesis y las conversaciones con los sacerdotes y laicos me ayudaron mucho en mi toma de decisiones. Estoy muy agradecido a los sacerdotes activos en la diócesis.
Mi mayor preocupación eran los sacerdotes que estaban abrumados con sus deberes en la diócesis. Un desafío constante fue también la difícil situación económica de la pequeña diócesis, pero estoy muy agradecido a todos los bienhechores de Finlandia y del extranjero.
¿Cómo influyeron sus raíces dehonianas en su servicio como obispo?
Después de ser nombrado obispo, elegí “Christus fons vitae” (Cristo, la fuente de la vida) como mi lema. Para mí, esta frase se refiere al Sagrado Corazón de Jesús, que es la fuente de la vida.
La forma en que los dehonianos se encuentran con la gente también se ha convertido en mi actitud. No me he presentado sólo como una autoridad, sino también como un hermano entre hermanos y hermanas. Aunque no he podido vivir en una comunidad SCJ como obispo, todavía me siento conectado a mis hermanos. La espiritualidad del Corazón de Jesús está tan cerca de mí como siempre.
Ha sido muy activo en el diálogo ecuménico. ¿Qué pasos se han dado ya en Finlandia y cuáles deberían ser los siguientes?
Como converso del luteranismo, siempre pensé en la interacción y en los límites entre las confesiones luterana y católica. Mi predecesor, el obispo Paul Verschueren, fue una gran inspiración para mí. Estableció muy buenas relaciones ecuménicas con otras comunidades cristianas en Finlandia. En ese momento, la Iglesia Católica se convirtió en un miembro de pleno derecho del Consejo Ecuménico Finlandés. Mientras estudiaba teología en Friburgo, Alemania, en la década de los setenta, mi profesor preferido fue Karl Lehmann (más tarde cardenal). Enseñó dogmática y teología ecuménica en la Universidad de Friburgo.
He participado en numerosos eventos ecuménicos en Finlandia; el más reciente fue un diálogo teológico entre católicos y luteranos. En el documento de conclusión, Comunión en Crecimiento – Declaración sobre la Iglesia, la Eucaristía y el Ministerio (Helsinki, 2017), se destaca la actitud positiva de los luteranos hacia la enseñanza católica sobre la Iglesia, la Eucaristía y el sacerdocio. También se puede ver la influencia del Concilio Vaticano II en las contribuciones. Los teólogos luteranos incluso hablan del papado en un tono sorprendentemente positivo. Dimos algunos pasos importantes hacia la unidad, pero por supuesto también hubo un acalorado debate.
En cuanto a la Eucaristía, aún es cuestionable si la presencia real de Cristo debe ser entendida de la misma manera en el luteranismo que en el catolicismo. También hay algunas opiniones diferentes sobre el sacerdocio. En el sacerdocio femenino se demuestra cómo se entiende la ordenación sacerdotal y el papel del sacerdote. En el catolicismo, el sacerdocio siempre tiene que ver con la persona y la existencia del sacerdote. Él representa a Cristo. Pero incluso en estas cuestiones, católicos y luteranos han dado pasos hacia la unidad.
El siguiente paso sería que los luteranos y católicos, como Iglesias, comenzaran a implementar en su propia práctica lo que esta declaración dice. Sólo después de años podremos ver si estos pasos teológicos se hacen realidad.
¿Qué cosas prácticas pueden hacer los cristianos para promover la unidad de todos los cristianos?
En primer lugar, pueden rezar. Es muy importante que los católicos persistan en participar en la propia oración de Cristo por la unidad de todos los cristianos. También es esencial tener una actitud de amistad y amor hacia todos, especialmente hacia los hermanos y hermanas cristianos de otras denominaciones cristianas. A pesar de las diferencias, debemos encontrarnos en diferentes contextos. ¡Ningún evento ecuménico es en vano! También podemos trabajar por la unidad a través de la escritura y la palabra, pero sobre todo necesitamos sinceridad y amor por los hermanos y hermanas de las otras denominaciones cristianas.
¿Cómo deberíamos, como dehonianos, promover el diálogo ecuménico?
El Padre Dehon nos exhorta proféticamente: “Sint unum”. ¡Que sean uno! Con esto se refería principalmente a la unidad entre los Dehonianos, pero en un sentido más amplio podemos entender que significa la unidad entre todos los cristianos. Eso significa que el padre Dehon nos exhorta a trabajar por la unidad en todos los sentidos. En cuanto a cómo debemos hacerlo, la respuesta a la última pregunta también se aplica a los Dehonianos.
Como comentario final me gustaría decir: cuando pienso en el catolicismo y el ecumenismo, observo muchas similitudes entre los dos conceptos.