Unión y oblación, encontrar el camino y la meta
La nueva fundación en los Países Bajos, formada por los Padres Peter Subowo, Michal Tabak y Jesús Baena, fue invitada a participar en la asamblea de la Provincia alemana. El Padre Wilhemus Halters también estuvo presente. Presentamos el texto de su testimonio.
Aterrizar y establecerse en los Países Bajos como comunidad internacional ha estado en la mente y el corazón de varias Administraciones generales durante muchos años. No es algo nuevo, pero sólo ahora se hace realidad. El Espíritu nos ha guiado en tiempos difíciles, especialmente debido a la pandemia de la Covid-19, hasta que finalmente llegamos a Nimega. Ha sido un tiempo de desconcierto y desolación, pero también de esperanza y preparación. Por fin hemos empezado.
Pensábamos comenzar tres juntos, pero los problemas de visado retrasaron la llegada de Subowo durante casi tres meses. No importó demasiado porque estábamos dispuestos a esperarle. Mientras tanto, durante el verano, tuvimos tiempo de acondicionar y amueblar una casa vacía, registrar nuestros nombres como ciudadanos holandeses, obtener tarjetas sanitarias, aprender a leer en holandés y a celebrar la Eucaristía en público y visitar a nuestros cohermanos scj que viven en dos residencias de ancianos. Pudimos hacer todas estas cosas y muchas más gracias al Padre Wim, al que estamos profundamente agradecidos por su inestimable ayuda.
Recuerdo cuando Carlos Luis, nuestro Superior general, vino a visitarnos. Hizo hincapié en los números 26 y 27 de nuestra Regla de Vida y dialogamos mucho sobre cómo actualizar “una vida de unión a la oblación de Cristo”, aquí y ahora, en los Países Bajos. Seguro que no va a ser fácil. Habrá momentos de soledad, de vacío y de confrontación, pero estamos dispuestos a dejarnos sorprender, dispuestos a volver al Evangelio y a preguntarnos cómo Cristo afrontaría esta situación, porque estamos aquí para continuar el Espíritu de Cristo. Pero, sobre todo, estamos profundamente agradecidos por este regalo, esta oportunidad de hacer y experimentar algo nuevo. Somos conscientes del don que se nos hace para renovar nuestra vida religiosa. Somos conscientes de que es un sueño que se hace realidad, y soñamos con la vida religiosa en 2021 para no cometer los mismos errores, para soñar qué tipo de Congregación nos gustaría realizar en Europa.
Sabemos que debemos estar preparados para esperar lo inesperado, para cambiar de opinión cuando sea necesario, porque hay que crear algo nuevo. Tendremos que estar atentos en cómo nos acercamos a la gente; lo que debe mejorarse y lo que debe dejarse de lado. Intentaremos ser creativos, dialogar con esta cultura, cuidar de los jóvenes, acompañar a nuestros cohermanos scj y rezar por lo imposible. Pero lo más importante es que intentaremos mantener un ambiente sano y fraterno en la comunidad.
¿Tenemos algún “plan de acción”? No, en realidad no, al menos no en sentido estricto. Puede sonar un poco extraño. Mucha gente nos pregunta continuamente qué vamos a hacer, cuáles son nuestros objetivos. Puede sonar estresante no tener una respuesta escrita, pero pensamos que, de alguna manera, estamos escribiendo el futuro nosotros mismos. Por supuesto, debemos tener algún tipo de objetivo, pero lo que sucederá, no lo sé. Sólo sé que en primer lugar tenemos que aprender holandés, que queremos pasar el mayor tiempo posible juntos en la comunidad y que estamos abiertos a colaborar en las iglesias de Nimega. Además, estamos abiertos a las sugerencias del Obispo. Él sabe que estamos aquí y ya hemos concertado una cita con él para presentarnos. Quizá el Obispo diga: “Estáis haciendo un buen trabajo, pero os necesitamos en este lugar, o en aquella localidad”.
Hemos venido a Nimega con una actitud muy abierta. No sabemos exactamente lo que sucederá, pero estoy seguro de que -si mantenemos esa actitud abierta- el Señor nos mostrará una determinada forma de trabajar aquí.
Termino, hermanos, y lo hago refiriéndome a nuestra Regla de Vida: “estar unidos a Cristo”. Esa es nuestra meta, nuestro objetivo, pero es el momento de encontrar el camino, y esa será nuestra oblación. En otras palabras: estar presentes en los Países Bajos, formar y construir una comunidad, y dejarse guiar por el Espíritu.
Muchas gracias por la escucha, por esta oportunidad de compartir y especialmente gracias de corazón a la Provincia de Alemania (al Provincial, a la Administración y a sus cohermanos) por invitarnos. Para nosotros esto ha sido un signo seguro y grande de la voluntad de Dios en la construcción de la vida religiosa del futuro.